La migración cuando es un desplazamiento forzado o cuando llega al país destino y enfrenta situaciones de xenofobia o problemas, puede ser afectada por sentimientos de impotencia ante las adversidades continuas. Esto le puede generar estrés, ansiedad y en conjunto un síndrome de naturaleza psicógena denominado indefensión aprendida.
Esta es descrita por Seligman y Maier, como un estado mental donde se cree no tener control sobre una situación. Se aprende (la indefensión) al enfrentarse a estímulos aversivos incontrolables. Las personas se sienten impotentes y a no actuar para cambiar las circunstancias. Afecta el bienestar emocional, causando impotencia y dificultad para adaptarse.
No es solo rendirse, sino la creencia de no poder influir en los eventos. Se manifiesta en inacción, falta de motivación y resignación.
Las dos fases de indefensión aprendida en la migración.
1. Indefensión aprendida desde el país de origen:
Cuando la migración no es voluntaria, sino un desplazamiento forzado es porque precisamente las personas se sienten indefensas en su país de origen para satisfacer las necesidades sociales, económicas. educativas, de salud, protección de su vida, patrimonio, etc. Se sienten entonces forzadas a migrar a otro país donde piensan que puedan satisfacerlas.
La migración colombiana es la que tiene más características de haber sufrido indefensión en su migración, porque el desplazamiento forzado se ha dado por la existencia del conflicto armado, con miles de víctimas registradas en el exterior. Además, Colombia es uno de los países con mayor porcentaje de solicitudes de asilo.
2. Indefensión aprendida como migrante en el país de llegada:
Los migrantes pueden sufrir de forma continua problemas para regularizarse, conseguir empleo, educación salud etc. Con esta situación, llegan a sentir un nivel grande de impotencia para resolver su problemática de vulnerabilidad; por ello se ven afectados por la indefensión aprendida.
La situación se vuelve más compleja cuando hay un entorno de xenofobia como el actual donde hay grupos ultras que culpan falsamente a los extranjeros de acaparar ayudas, congestionar los servicios de salud y asistencia, además de criminalizarlos, resaltando en los medios de comunicación cuando los delincuentes son extranjeros. Todo el entorno de odio, lo terminan aprovechando partidos políticos para ganar elecciones y cuando llegan a órganos de poder la xenofobia se institucionaliza.
Las políticas públicas se vuelven más excluyentes para los migrantes en temas como regularización, empleo y acceso al desarrollo humano. Se multiplican redadas y expulsiones masivas generando en muchos migrantes estrés y ansiedad porque el relato: “Los migrantes son malos” se traslada a ambientes escolares, laborales, sociales.
A nivel psicosocial pasa que el migrante siente que no tiene manejo sobre lo que le ocurre por las experiencias adversas e incontrolables, se enfrenta repetidamente a situaciones sobre las que no tienen control y pueden internalizar un sentimiento de indefensión, incluso cuando sí podría actuar para mejorar su situación. Esto afecta pensamientos, emociones y comportamientos, llevando a la impotencia y la inacción.
Puede erosionar la agencia y la autoeficacia, causando resignación, sentirse abrumado y dificultad para resolver problemas. Afecta relaciones, trabajo y calidad de vida, por lo que abordarla es crucial para el bienestar mental y emocional.
En general, la migración puede inducir a la indefensión aprendida a través de la pérdida de control debido a decisiones externas, experiencias de fracaso por barreras laborales y burocráticas, aislamiento social por falta de redes de apoyo, y estrés crónico por incertidumbres económicas y legales. Esto puede resultar en baja autoestima, pasividad, dificultades para buscar oportunidades, y un mayor riesgo de ansiedad y depresión.
Algunas soluciones: Hay que aplicar el enfoque psicosocial que vincula migración e indefensión aprendida reconociendo que esta se centra en estructuras sociales, relaciones de poder y condiciones materiales que afectan a los migrantes.
La indefensión aprendida surge no solo a nivel individual, sino también por contextos que generan impotencia.
Se identifican elementos clave como legislaciones migratorias complejas, desigualdad en empleos precarios,
aislamiento social y narrativas que estigmatizan a los migrantes.
Para abordar la indefensión se propone fortalecer comunidades, implementar políticas públicas inclusivas y empoderar colectivamente a los migrantes mediante talleres y organización social, transformando así las condiciones que generan su sensación de impotencia.
En consulados y embajadas, se deben crear mesas de trabajo que impulsen matrices de cohesión social, que integren migrantes en la diversidad hacia trabajar juntos por la integración.
Por:
Julián Castrillón
Doctor en ciencias económicas y empresariales,
Universidad complutense de Madrid – España.
PHD Economía UCM.
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