Cáncer “Historia de vida” – Capítulo III
Ricardo Marín Rodríguez
Colombiano residente en Madrid - España, escritor, investigador de temática migratoria colombiana, fundador y director de la Plataforma "COLEXRET", y autor del libro "Gestión Migratoria Inexistente", de la colección "Colombianos Invisibles"
Antes de comenzar con este tercer capítulo que tratará especialmente sobre algunos de los derechos que se le vulneran a un diagnosticado de cáncer, les sugerimos leer aquí el Capítulo I y aquí el Capítulo II .
Cuando a una persona se le diagnostica cáncer y lo da a conocer, hay dos reacciones especiales e inmediatas de quienes la rodean, la primera es de preocupación y tristeza por cuanto presienten su irremediable partida al más allá (aunque desconozcan donde queda ese sitio) en corto o mediano tiempo, pues no olvidemos que a pesar de los grandes avances de la ciencia para la cura de esta enfermedad, aún sigue siendo sinónimo de muerte; y la segunda el sentimiento de lástima o pesar.
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En mi caso, si alguno de mis allegados pensó en la primera, en ningún momento me lo demostró, y en cuanto a la segunda, estoy completamente seguro que ese sentimiento no lo experimentó ninguno de ellos. Mi pequeño círculo familiar y de amistades me conocen muy bien, y sabían que era demasiado bueno para que me recibieran en el infierno, y demasiado malo para que lo hicieran en el cielo, así que todos estaban convencidos que lograría superar ese impase y seguiría en este bello paraíso terrenal, donde asi sea a regañadientes, aún me toleran.
Obviamente sin intención, cuando familiares y allegados de un recién diagnosticado de cáncer expresan uno cualquiera de estos sentimientos, o los dos, ya están vulnerando algunos de sus derechos. El derecho a la tranquilidad, al sosiego, a la esperanza de vivir, y a la salud, pues cuando siente que sienten eso por él, enferma peor.
Amigos lectores, si algún día, y ojalá no suceda, aunque nadie está exento de ello, se encuentran en un caso de estos, por favor no expresen ninguno de dichos sentimientos. Acompañen al enfermo con alegría, optimismo y mucho amor. Estas expresiones serán el 30% de su sanación. Ah, y por favor no se les ocurra llorar delante de él. Las lágrimas en esos casos son puro veneno, peor que la quimioterapia. Sabiendo eso, ni uno solo de mis hijos lloró, ni siquiera mi Reina divina que es en realidad la lloroncita de los tres.
Aunque personalmente no sentí vulnerado ninguno de mis derechos antes de ser ingresado al hospital, lo más común es que si suceda desde el momento en que diagnostican el cáncer y lo empiezan a tratar. Esos derechos que normalmente son vulnerados los dejaré para detallarlos en mi libro. Sin embargo, y volviendo a mi caso, estando ya recluido en el segundo centro hospitalario, comencé a sentir esa vulneración, y no precisamente por parte del personal que me atendió, pues seguiré reiterando que se portaron de maravilla conmigo, tanto médicos(as) como enfermeras(os) sino de personas y/o empresas externas contratadas para diferentes labores en las instalaciones, como el suministro de alimentos o la limpieza de estas. Veamos:
Aunque para algunos es igual el uno que el otro, yo me acojo a los que conceptúan que son diferentes. Los primeros derechos que se vulneran en la mayoría de sedes hospitalarias son el de la privacidad, y el de la intimidad, pues como lo comentaba en el Capítulo anterior las puertas de las habitaciones donde se encuentran los enfermos mantienen abiertas, e incluso en algunas de ellas no hay ni puertas, sino una cortina que normalmente se olvida correr. Esta falta de privacidad y violación a su intimidad causa gran malestar entre los hospitalizados, pues sienten como los visitantes se quedan contemplándolos con el cruel sentimiento de la lástima, y eso llega a empeorar los estados de salud. Incluso algunos atrevidos les da por mirar la tabla con las hojas de papel que cuelga de la cama con datos sobre el paciente y su enfermedad. Y ni hablar cuando las propias administraciones hospitalarias cogen al enfermo como ratón de laboratorio para ilustrar a grupos de estudiantes universitarios, compuestos por entre 4, 6 o más alumnos. Todos ellos “tienen derecho” a mirarle a uno hasta las pelotas, pero uno “no tiene derecho” a mirar las tetas ni los culos de las enfermeras por que ya es obsceno, vulgar y machista. De seguro más de un(a) feminista me va a mentar la madre por este comentario. Aunque la verdad es que uno con cáncer en lo que menos piensa es en tetas y en culos.
Intimidad y privacidad son conceptos diferentes con un régimen de protección también diferente.
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española “RAE”, define la intimidad como esa zona espiritual íntima y reservada de un individuo o grupo, en especial de una familia; mientras que la privacidad es definida como el ámbito de la vida privada que se tiene derecho a proteger de cualquier intromisión.
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Tal vez por la falta de espacio, logística o economía, algunas clínicas y hospitales contratan a empresas particulares para que suministren la comida a los hospitalizados, pero como nadie las controla, hacen llegar los alimentos a estos cuando se les da la gana, y no en las horas que generalmente se acostumbra a consumirlos. Por ejemplo en la Clínica San Diego, mi segundo hogar durante el tiempo de hospitalización, el desayuno lo servían sobre las 9am, el almuerzo a las 2pm, y la comida o cena sobre las 8pm., cuando bien sabemos que en Colombia los horarios para esto son mucho más tempranos. Ya se imaginarán cómo llegan de fríos esos alimentos.
Eso me desesperaba, al igual que a otros de mis compañeros que no habían sido intervenidos aún quirúrgicamente y que conservábamos hasta ese momento el estómago, pues las ansias, sumadas a la costumbre de comer a determinadas horas nos hacía despertar el carácter, y fue así como a los 3 o 4 días no aguanté más, y reclamé a las personas encargadas de prestar ese servicio. Mejoraron?…SI, pero luego de dejar el hospital me contaron que habían vuelto a las mismas.
Definitivamente “se jode, o nos joden”. Yo soy de los que joden para que no me jodan, pero la mayoría no es asi. Por eso es que algunos me tildan de irrespetuoso, pero prefiero ser irrespetuoso por joder, y no un idiota por quedarme callado ante las injusticias.
Se dice que “enfermo que come no muere”, y si bien algunos con cáncer no pueden comer dado el grave y avanzado estado de la enfermedad, muchos otros no tienen ese inconveniente, pero al parecer las empresas que suministran los alimentos en hospitales creen que por contraer alguna enfermedad no tenemos derecho a seguir nuestras vidas común y corriente, al menos respetando los horarios de nuestras comidas.
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Mi madre decía que “uno puede ser pobre pero no sucio”, y por eso nos hacía bañar todos los días a las 5 de la mañana a totumadas y con agua de la alberca (los que lo han vivido saben lo “delicioso” y helado que es, jejejeje), antes de echar quimba una hora por el camino que nos llevaba al colegio. También decía mi Santa madrecita que en paz descanse, “por más pobreza, los pantalones pueden usarse remendados pero no rotos”. Estas enseñanzas bien podrían aplicarse a las clínicas públicas, pues creen que por ser eso, públicas y dizque pobres por no contar con el suficiente presupuesto, les da derecho a mantener desordenadas y desaseadas. La limpieza en aquella clínica la hacían muy por encima, tanto que al terminar se veía mas sucia que antes de limpiarla, pues quedaban esparcidos pelos y otras “guarrerías” (término español que significa cochinería o suciedad) por todas partes, el baño con “pinticas” de todos los colores, y con peor olor, y así sucesivamente. También reclamé por eso, y aunque algunas de las chicas encargadas de ello lo entendieron y mejoraron, a otras les importó lo mismo 8 que 80.
Qué derechos se vulneran con estas actuaciones aparte de los que ya mencioné tácitamente?, pues sencillamente el derecho a la dignidad y buen trato, pues se esté donde se este, y como se esté, debemos recibir un trato digno en todos los aspectos. Y no porque se nos detecte alguna enfermedad, sino por el hecho de ser seres humanos.
“Un derecho no es lo que te deben dar; un derecho es lo que no te deben quitar”
Por ahora termino de contarles la vulneración de algunos derechos vividos en carne propia, y que los viven la mayoría de quienes han pasado por la misma situación, e incluso más y peor, pues si lo hacen con alguien que como yo “no se aguanta ni un dolor de pelo” y denuncia hasta una mala mirada, ya podremos imaginarnos como será con otros que dizque por no crear problemas, o temor a que no los atiendan , callan.
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Había prometido que en este capítulo les contaría lo que es un cáncer gástrico, comenzando por sus síntomas, tratamiento, posibilidades de salvación, y otros detallitos, pero es un poco extenso y prefiero dejarlo para el próximo; así que por ahora termino, no sin antes pedirles que hagan clic aquí, y adquieran mi primer libro “Gestión Migratoria Inexistente”, de mi colección “Colombianos Invisibles”, ya que con ello no solo están coadyuvando con el tratamiento médico que he tenido que seguir después de la cirugía donde se me extrajo el estómago (tratamiento que narraré en uno de los próximos capítulos), sino con esa gran causa llamada “COLEXRET”, dedicada a la visibilización de los colombianos en el exterior, protección de sus derechos, y en general a tratar la temática migratoria de mi país.
La primera edición de “Gestión Migratoria Inexistente”, ya no está a la venta, pero si la segunda, que viene con mejor presentación, más contenido y actualizada. Asi que si compraste la primera, compra la segunda para que no te dejes echar tierra de los que van a comprar esta inédita obra por primera vez.
Si lo prefieren, los residentes en Madrid – España, y demás países de Europa pueden encargármela directamente al Móvil (34)685554360, y por tan solo 10€ mas gastos de envío la haré llegar autografiada.
Querido lector, gracias por leerme, y recuerda que la clave del éxito esta en “INSISTIR, PERSISTIR, RESISTIR y NUNCA DESISTIR”, pues “No existen cosas imposibles sino seres incapaces”.
Un fuerte abrazo para todos y hasta el próximo capítulo
Ricardo Marín Rodríguez
Fundador y Director “COLEXRET”
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