Último censo colombiano invisibiliza a quienes residen en el exterior
Quizá el principal requisito a tener en cuenta para la acertada creación, desarrollo, ejecución y obtención de buenos resultados en programas sociales es sin duda alguna conocer con mayor exactitud el número de ciudadanos de la población a la cual van dirigidos (Censo); lo mismo que el reconocimiento e identificación de sus necesidades, intereses, expectativas y preferencias; (Caracterización).
Ese desconocimiento del número, como la falta de caracterización de los colombianos en el exterior es uno de los principales motivos que conlleva al abandono socio-político del Estado colombiano para con estos connacionales. Lo peor de todo es que el mayor responsable de este hecho no es otro que el propio Gobierno Nacional.
En este artículo trataremos únicamente lo referente al número de colombianos en el exterior, es decir, los que indicó el penúltimo Censo llevado a cabo en el año 2005 (Decreto 1100 Abril de 2005) y lo que refleja el último realizado en el 2018 (Decreto 1899 Noviembre de 2017), o mejor, la extinción que se hizo en ese último Censo de esa misma población. Lo de la caracterización, que debería ir de la mano de los diferentes Censos, lo dejamos para un próximo artículo:
Según registros del Ministerio de Relaciones Exteriores, y que datan del año 2012, el número de colombianos que residen en el exterior es de 4´700.000; cifra esta, en gran parte proveniente del censo realizado en Colombia en el año 2005, puesto que en dicho Censo se preguntó a los censados por familiares residentes en el exterior y por el tiempo que llevaban viviendo fuera del país, tal y como se aprecia en el numeral 22 del cuestionario elaborado para tal fin (Ver aquí), lo que dio como resultado que aproximadamente el 10% de la población colombiana residía fuera del territorio nacional.
Si tenemos en cuenta esta deducción proveniente del Departamento Nacional de Estadística, y sabiendo que dicho censo estableció que para esa fecha el total de colombianos era de 41´468.384, nos daría que el 10% de ellos, o sea 4´146.838 eran los que residían fuera de nuestras fronteras para esa fecha.
Con base especialmente en esos datos, es que la Cancillería colombiana para el año 2012, e incluso actualmente, estima que unos 4´700.000 colombianos residen en el exterior, de los cuales el 34,6% viven en Estados Unidos, el 23,1% en España, el 20% en Venezuela, y el porcentaje restante en demás países del mundo.
Eso ocurrió gracias a que para ese Censo si se pensó y se incluyó la pregunta sobre nuestros connacionales residentes fuera del país, cosa que no sucedió de esa forma directa en el realizado en el año 2018 (Decreto 1899/2017), a pesar que en el artículo 4° del Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2014-2018, se estableció que “las estrategias transversales que se puedan aplicar acorde con la normatividad vigente cobijarán a los colombianos residentes en el exterior”, lo que indicaba conocer su situación para que las acciones respondan a sus necesidades. Así lo interpretó y expresó en su momento el Departamento Nacional de Planeación de nuestro país.
Extraño resulta que no se haya incluido la pregunta sobre nuestros connacionales residentes fuera del país, cuando dentro de los objetivo generales del censo, mas exactamente en el Capítulo IV. que trata sobre Personas, se determina que:
• Generar información de la migración por edad y sexo y estimar la inmigración internacional.
• Caracterizar la migración interna interdepartamental, intradepartamental, intermunicipal e intramunicipal.
Incomprensible resulta entonces que se haya incluido solamente a la “Migración Interna”, y la “Migración Internacional” se dejara por fuera. Es decir, que para los creadores de ese Plan general censal, la temática migratoria solo se genera con los extranjeros residentes en Colombia, o lo que es lo mismo, los inmigrantes. ¿Cómo entender que haya mas preocupación por los extranjeros residentes en nuestro país, que por los colombianos fuera de él, cuando por simple razón humana, y dentro de una “Política pública” se debe tratar a todos por igual?
Mas increíble resulta cuando observamos que en dicho Plan General (visible aquí), en el folio 14 se diga que en ese Censo “También se incluye la población residente habitual en embajadas y consulados donde Colombia actúa de conformidad con el Derecho Internacional o con las leyes colombianas”, pues nos parece una injusticia y discriminación total, al incluir solo a Funcionarios públicos y trabajadores de nuestras Embajadas y Consulados, y no a la razón de ser de estos, como son los colombianos residentes en cada una de esas jurisdicciones. Podríamos tildarlo hasta de absurdo, cuando bien sabemos que para conocer el número de esos funcionarios o trabajadores solo basta con oficiar al Ministerio de Relaciones Exteriores quien por simple lógica debe tener esas estadísticas.
Cuando revisamos el cuestionario base para la realización del Censo 2018 (Ver aquí), apreciamos algunos apartes o preguntas donde fácilmente hubieran podido incluir a los colombianos en el exterior, pero desafortunadamente dichos interrogantes no tocaban directamente a esta población.
En la Segunda edición del Primer tomo de la colección de libros “Colombianos Invisibles”, titulado “Gestión Migratoria Inexistente”, el cual se puede obtener haciendo clic aquí, de la autoría del fundador de la Plataforma “Colombianos en el exterior y retornados – COLEXRET”, y director de esta Pág. informativa, Ricardo Marín Rodríguez, y de la ciudadana colomboamericana, experta en temas migratorios, en especial relacionados con los colombianos en el exterior, Lucy Torres, vemos el siguiente análisis sobre la invisibilización de nuestros connacionales residentes fuera del territorio nacional, en ese Censo colombiano del 2018:
“El Departamento Nacional de Planeación reporta en su página web www.dnp.gov.co: «No hay información actualizada sobre las principales características de las personas que salen del país para residir en el exterior, por lo que es fundamental identificarlas y caracterizarlas para atender sus necesidades de manera adecuada.»
La buena noticia es que se realizó el “Censo Nacional de Población y Vivienda, CNPV 2018” para actualizar datos de los colombianos. La mala noticia es que no están todos los que son.
Los colombianos residentes en el exterior no fueron incluidos en el conteo oficial de la población nacional. Sólo se contaron los residentes colombianos y los extranjeros con más de seis meses en el país.
A los emigrantes se les excluyó por completo de la estructura poblacional, como si no fueran parte del “Colombia somos todos”, el lema que personificaba la esencia del Censo 2018:
«Colombia somos todos. Colombia cuenta contigo y tú cuentas para el país» Pero la desafortunada realidad es que dicho censo no contó a los colombianos en el exterior.
Una vez más, y no se sabe hasta cuándo, colombianos invisibles. (Hasta ahora no se encuentra que haya intención de actualizar las cifras de emigrantes a través de una metodología certera y efectiva).
Esta exclusión configura una discriminación estructural basada en razones de residencia, como si legalmente no se concediera a los ciudadanos la libertad de residir dentro o fuera del país. El mismo DANE informa la importancia del CNPV:
«El Censo arrojará información estratégica para el diseño de políticas públicas, proyectos y programas. La información será insumo para la asignación de recursos a través del Sistema General de Participaciones y el Sistema General de Regalías en los siguientes diez años.»
«De otro lado, será también insumo esencial para las decisiones estratégicas del sector privado, inversionistas y emprendedores, centros de investigación y la academia.»
Lo increíble es que el país recibe anualmente de parte de esos colombianos invisibles, que no tienen oportunidad de participar como población integrante de la nación, una suma superior a 22 BILLONES DE PESOS por remesas, y más de 60 MIL MILLONES por concepto de ingreso
en las sedes consulares. Pero Colombia no cuenta con ellos y ellos no cuentan para el país.
Es innegable que existen dificultades para alcanzar y contar por métodos directos y presenciales a una población migrante que se halla distribuida por el mundo. Pero en la investigación surgen preguntas:
¿Es realmente imposible ser tratados en condiciones de igualdad, no ser discriminados por el lugar de residencia, y ser incluidos en el conteo de “población colombiana”?
En las ciencias estadísticas y sociales es usual que se utilicen métodos indirectos para consolidar cifras poblacionales, entre ellos la conciliación de saldos netos migratorios con componentes porcentuales aproximados de fecundidad y mortalidad, que se pueden complementar con otros procedimientos. Sólo se requiere utilizar los recursos a disposición
del gobierno: el recurso humano, y las metodologías estadísticas, amplificados y fortalecidos con los actuales avances de las tecnologías digitales y de comunicaciones.
Se puede recopilar información con un Registro Consular que podría ser obligatorio por Internet, con los datos de las remesas, y por supuesto realizar análisis y diseñar programas que interpreten y actualicen las cifras migratorias de censos anteriores y la tasa neta migratoria, como lo reseñamos en el capítulo 1.
Es obvio que con las tecnologías del Siglo XXI y algo de voluntad política no es totalmente imposible obtener estimaciones base para estadísticas que se pueden ir comparando y ajustando con el tiempo.
Es innegable que al gobierno de turno le faltó voluntad política y que al DANE y demás entidades encargadas fueron negligentes en sus esfuerzos y dieron un significante paso atrás con respecto al censo 2005 realizado con una tecnología de 13 años de anterioridad.
Y continúan diciendo los escritores que;
“1. No utilizó el recurso humano representado por las familias de los emigrantes, a quienes el censo alcanzó casa por casa. Se hubieran conservado las preguntas del cuestionario del censo anterior, que permitió dar una cifra de los emigrantes colombianos en el 2005. Con esta exclusión se perdió también la oportunidad de contar a las familias de los migrantes y a los colombianos retornados, que hubieran arrojado otras cifras importantes, además de información sobre las regiones y sus flujos migratorios al exterior. Se podrían haber obtenido importantes cifras, como los padres que tienen a sus hijos en el exterior y a su vez los
hijos que tienen a sus padres en la diáspora, además de la desagregación por sexo y edad.
2. No utilizó las tecnologías. Es el tercer milenio, época de tecnologías digitales que vencen las barreras geográficas, tal como las pueden usar los emigrantes para enviar sus remesas. De hecho el DANE realizó el censo 2018 en dos fases: La primera fue un Censo Electrónico, ecenso, en la que hubieran podido ser alcanzados los colombianos en cualquier parte del mundo. La Registraduría opera en el exterior con el censo electoral y las inscripciones para votar, y las cédulas de ciudadanía están actualizadas electrónicamente.
A los colombianos en el exterior sólo les queda preguntar, ¿Cuál es la razón para que se les haya excluido del formulario de preguntas, método indirecto, y del e-censo, método digital que podría incluir directamente a los emigrantes sin importar su país de residencia?
El no ser incluidos en la población nacional conforma una discriminación estructural que trae graves consecuencias negativas para los colombianos en el exterior, las cuales se podrían extender por más de 10 años, o hasta la realización de un nuevo censo poblacional que los incluya como ciudadanos que continúan siendo parte integral del país.
Para entender la enorme dimensión de las secuelas de ser excluidos, veamos algunos de los beneficios específicos del censo, citados por el Director del DANE a la población colombiana:
– “Permite saber cuál será la población beneficiaria de los proyectos y de esta manera presentar propuestas técnicas”.
El hecho es que por no ser parte del censo, ya quedan excluidos como población beneficiaria de proyectos y propuestas.
– “Entrega información relevante para la distribución de recursos para los territorios”
Por 10 años más no serán parte en la distribución de recursos fundamentales para garantizar derechos tanto de las familias de los emigrantes como de la población retornada.
– “Ayuda a definir y priorizar los servicios que entrega a la comunidad en educación, salud, subsidios de fondos solidarios y subvenciones escolares, proyectos comunitarios”
Los colombianos en el exterior siguen siendo comunidad colombiana, y sus familias y los retornados también lo son. Podrían tener un Enfoque Diferencial porcentual correspondiente de estos servicios y beneficios, y acceso online en la gestión de los Ministerios y
Entidades nacionales y regionales.
– “El Censo permite conocer los cambios de la población y su dinámica”
Es insólito que en el país la migración no se considere una dinámica transformadora y no se analicen los cambios de esta población. En el exterior brindaría información sobre la distribución geográfica y la movilidad en los diferentes países, datos fundamentales para la
ubicación y área de cobertura de los Consulados y los servicios necesarios, tanto presenciales en oficinas consulares como virtuales.
– “Ubicación de Servicios Sociales”
La distribución geográfica de la población por edad y sexo, información útil para planificar la ubicación de entidades económicas y servicios sociales. De estos servicios se podrían beneficiar las familias de los emigrantes y los retornados en las respectivas regiones.
– “Determinación de representación electoral”
Los datos sobre población y distribución geográfica del Censo son usados para definir la cantidad de Senadores, Diputados y Concejales.
Según los autores de “Gestión Migratoria Inexistente”, “Esos son algunos de los beneficios a los que no tienen acceso los “Colombianos Invisibles”, por ser excluidos de la “población nacional”. Dicen además que:
“El mantenerlos alejados de las políticas públicas y separados de los beneficios sociales desde la misma base estadística y de pertenencia al país, genera una gran desigualdad y configura discriminación que causa exclusión en planes y programas, colocándolos en situaciones de desventaja que innegablemente conllevan a perpetuar la injusticia y la inequidad social.
Todo esto a pesar de que los organismos internacionales, entre ellos la ONU, Organización de Naciones Unidas, la OIT Organización Internacional del Trabajo y la Unión Interparlamentaria, han recomendado reiterativamente la necesidad de aprobar instrumentos legales para salvaguardar los derechos de los emigrantes, tales como acciones afirmativas, campañas de concientización y leyes antidiscriminación, al igual que su inclusión en el censo”.
Preguntamos al Departamento Nacional de Estadística colombiano sobre el motivo por el cual no se incluyó a los colombianos en el exterior en el Censo llevado a cabo en nuestro país en el año 2018, y esto fue lo que nos respondió:
“El DANE realiza operaciones estadísticas como el Censo Nacional de Población y Vivienda de
2018 (CNPV). Esta operación tiene como objetivo censar a la población nacional y extranjera con residencia habitual en el territorio nacional, concepto adoptado por el DANE para efecto de la comparabilidad estadística internacional, siguiendo los preceptos y las buenas prácticas
estadísticas establecidas en los manuales de Naciones Unidas (Naciones Unidas, 2015)
.
Asimismo, los institutos de estadística de cada país realizan los censos en el marco de las
competencias legales sobre su territorio. Por lo tanto, las estimaciones estadísticas de
colombianos en el exterior se basan en métodos indirectos, se hace uso de información de
censos, encuestas y registros administrativos de los principales países de destino de
colombianos.
En consecuencia, se reitera que el DANE censa a las personas que residen habitualmente en el territorio nacional en el momento de la realización del censo según el decreto 1899 de 2017 por el cual se establecen las directrices para el desarrollo del Censo Nacional de Población y de Vivienda
Así mismo, es conveniente precisar que los censos de población y vivienda no son el mecanismo idóneo para medir la población residente en el exterior, esto debido a que, en el momento de realizar el censo, no se cuenta con los informantes idóneos para responder las preguntas referentes a la emigración internacional.” (Radicado 20202330098971 del 07 de Abril de 2020)
Esta última parte de la respuesta que nos permitimos resaltar, nos ha dejado realmente asombrados. Cómo puede decir esa Institución gubernamental que un censo de población no es el mecanismo mas idóneo para medir la población residente en el exterior, dizque porque en el momento de realizar ese censo no se cuenta con los informantes idóneos para responder a las preguntas referentes a la emigración internacional?. Quiénes más idóneos para saber los colombianos que se encuentran en el exterior que sus propios familiares residentes en Colombia, que es a quienes se les realiza el censo personalmente?
Sencillamente, al Gobierno colombiano, como ya es habitual, se le olvidó que los colombianos en el exterior existen, y por eso no los incluyó dentro del Censo llevado a cabo en Colombia en el año 2018. Cualquier cosa que se quiera decir de ahí en adelante, es una mera excusa. Y como agravante, hizo falta trabajo, gestión y presión por parte de quienes para ese entonces fungían como Representantes a la Cámara por los colombianos en el exterior, Ana Paola Agudelo y Jaime Buenahora Febres, pues ellos como Representantes políticos de esa población debieron haber intervenido para que se incluyera a sus representados en ese Censo.
Por qué en el Censo del 2005 fueron visibles nuestros connacionales en el exterior, y en el del 2018 invisibles?
Y la última pregunta: “Cuántos colombianos residen realmente hoy en día en el exterior”?
Y la primera pregunta para nuestro próximo artículo: “Por qué no existe una caracterización general sobre los colombianos en el exterior?
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