Habría querido hoy 24 de junio de 2022 lanzar mi libro “CÁNCER – HISTORIA DE VIDA”, pero desafortunadamente la época pandémica originada por el COVID-19 que nos trajo a todos grandes y graves inconvenientes personales y familiares, destacándose lo económico-laboral, y que hoy en día nos obliga a mayores sacrificios y voluntad de conseguir los objetivos que se atrasaron por la grave crisis de salubridad que vivimos los seres humanos, no es posible su lanzamiento.
Aunque algunos apartes de esta historia ya los narré en tres capítulos visibles en los siguientes enlaces:
Cáncer: «Historia de vida» – Capítulo I aquí. Capítulo II aquí, y Capítulo III aquí.
El 24 de junio del año 2017, luego de casi dos meses hospitalizado, a las 10 de la mañana aproximadamente ingresaba a un quirófano en la clínica San Diego en la ciudad de Bogotá – Colombia, para ser intervenido de un cáncer gástrico, más exactamente de cáncer de estómago, diagnosticado meses atrás, y que luego de infinidad de exámenes los especialistas tomaron la iniciativa, con mi consentimiento, de extraer mi estómago buscando acabar con ese mal.
Existían otras alternativas diferentes a esa cirugía, pero que así mismo, y con estadísticas en mano, no podrían resultar tan eficaces para la eliminación de ese carcinoma. Es decir, que la acción más sugerida por la ciencia en manos de los galenos colombianos, era lo que científicamente se denomina como una “Gastrectomía total”, consistente en la extracción total del estómago, pues entre otras, el “monstruo cancerígeno” se había incubado en una parte de ese órgano que no daba lugar a quitar un “pedacito” del mismo, sino todo.
En la mayoría de casos, el cáncer dejó hace muchos años de ser sinónimo de muerte, pues si se detecta a tiempo, más sumado a otros factores, la persona que lo padece puede vivir muchos años, y morirse de cualquier cosa menos de ese mal.
A pesar de ello, para el año 2017, tan solo el 10% de los que operaban de cáncer de estómago en el mundo sobrevivían, y de ese 10% de sobrevivientes, 9 tenían que seguir con el feroz tratamiento de la quimioterapia y/o radioterapia. Yo no estuve en ese 90%, y tampoco dentro de esos 9. A que soy un afortunado?, o como lo dijera alguien “Un milagro de vida”.
¿Qué sigue después del cáncer?
Cuando se practica una “Gastrectomía total”, la ciencia establece que se debe hacer seguimiento al paciente durante los 5 años siguientes a esa cirugía, y precisamente hoy 24 de junio del presente año se cumple ese quinquenio.
Dice la ciencia que dentro de esos 5 años existe la posibilidad que reaparezca la enfermedad; cumpliéndose hoy ese tiempo, no ha reaparecido en mi, aunque pecando de pesimista, no se puede descartar al 100% que no pueda reaparecer, no en el mismo órgano, pues ya no existe, pero si en cualquier otro.
El seguimiento durante esos 5 años consiste en exámenes físicos internos, tales como “Endoscopias”, “TAC abdominal”, y otros cuyos nombres no recuerdo ahora, pero que se realizan para ver el estado de la cirugía, o mejor, su evolución. Además, un arduo control al problema de desnutrición que por razones obvias aparecen luego de ese tipo de cirugías.
Cuando aquél 24 de junio del 2017 entré al quirófano, mi peso corporal estaba en 67 kls., peso que en tan solo dos meses bajó a 50, y que después de estos 5 años ha estado entre esos 50 y 53 kls., lo cual ocasiona vigilancia y tratamientos permanentes, por cuanto los alimentos no realizan el mismo metabolismo en mi organismo, que en el de una persona que tenga su estómago completico.
En mi caso, esto último es lo que en realidad me ha afectado enormemente, pues el tener que evitar la fatiga (como decía el Dr. Chapatín), ha impedido el poder ejercer ciertas labores que si realizaba antes de. No puedo excederme en fuerza, y mucho menos en agotamiento, pues ocasionaría un bajonazo tan grande en mi peso físico, que si baja de 50 kls. puedo estar propenso a enfermedades que bien podría hacerme despedir de este bellísimo mundo.
Teniendo en cuenta que el estómago es el segundo órgano más importante del cuerpo humano después del corazón, ya que viene siendo algo así como el “eje central del Sistema digestivo, la pregunta de muchos es…
¿Cómo se puede vivir sin estómago?
Y la respuesta es “no es fácil, pero tampoco imposible”.
No se pueden ingerir las tres comidas diarias acostumbradas, sino que hay que dividirlas en 6 u 8, pues no existe el depósito (estómago) donde se pueda almacenar tanto a la vez. Además, un alimento te puede caer bien hoy, pero ya mañana u otro día traerte ciertos malestares que obligan a un largo reposo, e incluso a ser atendido médicamente, ya que todo depende como se encuentre de lleno o vacío el intestino delgado en ese momento, que es a donde a falta de estómago van a parar los alimentos que se consuman.
El reflujo o devolución de gases desde el intestino hacia el esófago y luego a la boca, es un permanente problema, pues se convierten en agrieras que producen un ardor peor que si te quemaras con fuego, y que desafortunadamente suele ocurrir en las noches cuando se duerme, ocasionando un despertar inimaginablemente amargo, doloroso, asfixiante, de ahogo, y desesperante. No me he podido acostumbrar, pero ya estoy aprendiendo a vivir con ello.
Hay momentos en que debido al reflujo te puedes quedar disfónico o sin voz, por minutos u horas.
A raíz del 25% de porcentaje de desnutrición en mi cuerpo, algunos de mis otros órganos han sufrido algunas afecciones, de los cuales ya tuvieron que retirarme otro hace aprox. un año, como fue la vesícula. Igualmente me afecta el sistema óseo, que no solo me hace sentir dolor en mis articulaciones y extremidades, sino que afectó mi boca, pues el hueso donde encajan las muelas y dientes se ha ido desintegrando, a tal punto que requiero de un tratamiento largo y costoso para evitar quedar mueco del todo. Aunque nada de que preocuparse, pues así sea sin dientes, seguiré sonriendo siempre, recordando aquella frase de Gabriel García Márquez:
“No dejes de sonreír ni siquiera en tus momentos más tristes, o no sabrás cuando alguien pueda llegar a enamorarse de tu sonrisa”.
Lo único es que tendré que seguir usando tapabocas, pues no es nada estético andar mueco, y la sonrisa no se ve igual de bonita, jejejeje.
Existen medicamentos para soliviar todo lo anterior y mucho más, ya que en mi caso tomo entre 10 y 15 píldoras diarias, entre ellas “enzimas artificiales” para ayudar en la digestión, pues las que produce originalmente el estómago ya no son posibles; así mismo consumo medicamentos con calcio, hierro, cofre, multivitamínicos, y sobre todo, y para toda la vida, vitamina B en ampolletas.
Se puede vivir sin estómago, lo que no se puede es vivir quejándonos por todo lo que nos sucede sin poner de nuestra parte para que mejore.
No se puede vivir sin estómago en la misma forma que quien lo tenga, pero que se vive se vive, y muy bien, en medio de ciertos dolorcitos y situaciones incómodas de salud. O sino mírenme a mi.
Con todas las afecciones y secuelas, algunas de por vida, que me dejó el cáncer, sigo vivo. Y no solo vivo, sino muy feliz.
Hoy hace 5 años, antes de entrar al quirófano, de donde estaba seguro saldría vivo, le pedí a la vida, y al Dios en el que yo creo (no es el bíblico), que no me llevara aún; que por favor me concediera aunque fuera 5 años de vida más, pues necesitaba ver como mínimo a uno de mis hijos convertido en profesional universitario, y conseguir la creación de una Ley marco que estableciera los lineamientos para el desarrollo y ejecución de la Política Migratoria Colombiana, objetivo trazado con la fundación de la Plataforma “Colombianos en el exterior y retornados – COLEXRET”.
Hace un año mi Adorado príncipe, mi hijo menor, se graduó con honores como “Ingeniero electrónico”; y la Reina de mi alma, mi amada hija”, termina este año su carrera técnica e ingresa a la profesional universitaria. Por su parte, Mi Rey, el mayor de mis tres hijos, se ha tomado un respiro en su carrera y espero la reinicie pronto.
El 04 de agosto del pasado 2021 el Congreso de la República expidió la Ley 2136 del 04 de Agosto de 2021 «Por medio de la cual se establecen las definiciones, principios y lineamientos para la reglamentación y orientación de la Política Integral Migratoria del Estado colombiano – PIM, y se dictan otras disposiciones», por la cual he venido luchando desde la creación de “COLEXRET”, a través de investigaciones y denuncias públicas, pero especialmente de propuestas permanentemente ante la Cancillería colombiana y el Congreso de mi país.
Cómo no voy a estar feliz, a pesar de las putas secuelas que me dejó el cáncer? Cómo no estarlo si lo que le pedí a la vida en estos últimos 5 años prácticamente ya me lo dio? Y no solo me ha dado lo que le pedí, sino mucho más, que contaré en mi libro.
En estos últimos 5 años he aprendido tal vez lo que no sabía ni había vivido en mis anteriores 53. Aprendí a sonreír a pesar de cualquier adversidad. Aprendí a perdonar a quienes me ofendieron y a pedir perdón a quienes ofendí. He aprendido, aunque aún no me puedo acostumbrar, a vivir pasando algunas necesidades. Me enamoré nuevamente de la misma mujer que hace más de 30 años y vivo a su lado.
Aprendí a que no se debe renegar por sentir mucho frío o calor, pues hay que dar gracias que aún lo sentimos. Aprendí a amar la vida, mas no apegarme a ella, pues donde me coja la muerte bienvenida sea. No tengo nada que envidiarle a los que se quedan vivos.
Después de 5 años de estar prácticamente muerto, estoy más vivo que nunca, y con los mismos deseos de seguir viviendo que cuando nací. Estoy vivo para seguir amando especialmente a mis hijos, y aprender a conocerlos mejor. Vivo para ver crecer a mi segunda generación en cabeza del “Tesoro del Abuelo”, mi nieta Julieta. Vivo para seguir trabajando en pro de mis compatriotas residentes en el exterior, a través de la causa que fundé y dirijo, “COLEXRET”.
Podría contarles y decirles muchas más cosas, pero me quedaría sin nada para escribir en mi libro “CANCER – HISTORIA DE VIDA”, que de seguro publicaré en cualquier momento, así que solo me resta pedirles:
No sientan lástima ni pesar por mi, ni por nadie que padezca la enfermedad del cáncer, pues si no le toca aún, de seguro no se va a ir. Y si le toca irse, que se lleve una buena y sincera sonrisa de Uds.
No se quejen por un machucón, dolor de muela, o cualquier otro dolor físico, den gracias de poderlo sentir, pues es señal de que siguen vivos.
No maldigan por llegar a viejos sin haber conseguido dinero, pues cuando mueran, ni una puta moneda se irá con Uds.
No ahorren pensando en el mañana, gasten lo necesario pensando en disfrutar el hoy.
No se quejen porque no tengan con que comprarse un par de zapatos nuevos, piensen en los que no tienen pies.
No les duela irse y no dejar herencia económica a sus hijos, déjenle estudio y un buen ejemplo. Con eso podrán llegar a ser los más ricos del mundo.
Por favor, quieran a quien se deje querer, y por nada del mundo odien a alguien.
Les cambio el pesar, la pena, la admiración, o cualquier otro sentimiento, por la compra de mi libro “Gestión Migratoria Inexistente” de la colección “Colombianos Invisibles”; y quienes tengan una empresa o negocio, les recuerdo que pautando en mi web Colexret ganamos todos.
Dicen que cuando un escritor muere, las ventas de sus libros crecen. Yo no quiero que crezcan así, necesito que crezcan ahora, para darles a conocer todos los detalles de lo que ha sido y sigue siendo la temática migratoria de mi país, con especial énfasis a quienes al igual que yo, viven fuera de nuestra Colombia. Además, en los actuales momentos, mi tratamiento y supervivencia dependen solo de la venta de mi libro, y de la publicidad en el medio informativo Colexret.
Quienes residan en España, e incluso en cualquier país de Europa, y deseen adquirir mi libro, pueden contactarme a través del Telf. (34)685554360 y se lo haré llegar directamente autografiado.
Aunque también me defiendo escribiendo para particulares y empresas, blogs, columnas, o artículos sobre cualquier tema, así que pongo esta labor a disposición de todos Uds.
Gracias a Douval Calderón, cirujano que el 24 de junio del 2017 me practicó la cirugía; extensivo agradecimiento a los demás médicos que me acompañaron en ese proceso, lo mismo que a todo el cuerpo de enfermeras. Igualmente a los profesionales que durante estos últimos 5 años han hecho seguimiento a ese suceso.
Mil y mil gracias a cada una de las personas que durante estos últimos 5 años especialmente me han acompañado en esa dura pero feliz etapa de mi vida. Gracias por su apoyo y por su amor. Gracias por quererme por quien soy, y no por lo que les pueda llegar a dar.
Mil gracias familiares, amigos, allegados y conocidos.
¿Por qué sigo vivo?
Ya por último, les voy a contar el verdadero secreto del por qué sigo vivo:
“Resulta que cuando hoy hace 5 años partí para el “Más allá”, o para el “No se a dónde”, llegué a las puertas del cielo y me dijo Don Pedro que yo era muy malo para entrar ahí. Con el rabo entre las piernas me fui para el infierno, y salió Don Satanás y me dijo que era muy bueno para entrar a ese lugar; además, que no iba a correr el riesgo de que yo le acabara con todas esas diablas.
Qué me toco hacer entonces? pues arrancar para este paraíso terrenal donde se, que así sea a regañadientes, mucha gente me quiere y desea los siga acompañando”. Y les garantizo que así como me siento hoy, habrá Ricardo Marín Rodríguez para muchos años.
Sigo vivo para seguir haciendo el bien, mucho mejor que antes.
Sigo vivo, sigo vivo, y mucho más feliz.
Un fuerte abrazo y recuerdos para todos.
Ah, y no olviden que la clave del éxito está en:
INSISTIR, PERSISTIR, RESISTIR, y NUNCA DESISTIR
Ricardo Marín Rodríguez
Cinco años después, más feliz que nunca
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